jueves, 18 de febrero de 2010

EL CUENTA PARADOS.


España atraviesa una situación muy difícil. Una situación de la que no se saldrá sino existe un mínimo sentido de Estado entre los responsables públicos, los agentes sociales y el sector financiero español. Esto parece haberlo entendido todo el mundo a excepción de una persona. Esto no tendría mayor importancia si esa persona no fuera el principal líder de la oposición, el registrador de la propiedad Don Mariano Rajoy.
En la última sesión parlamentaria a Rajoy y al PP se les ha visto muy claro el plumero. Salir de la crisis no les interesa, les conviene que se alargue lo máximo posible. Porque están en una estrategia bastante poco edificante de cuanto peor le vaya a España, mejor le irá al PP. Por eso Rajoy que ha sido incapaz de poner sobre la mesa una sola propuesta en positivo, se ha convertido en un simple contador de parados. Este candidato perdedor cree que puede ganar en la desgracia personal de millones de españoles a los que no les ofrece ni una sola alternativa. Así es de triste.

domingo, 14 de febrero de 2010

La Universidad no tiene quien le quiera.


La virulencia con la que se ha atacado a la Universidad de La Laguna al manifestar su opinión ante las consecuencias que para esta institución puede tener la implantación de una Universidad privada en Tenerife resulta simplemente intolerable. Pero más preocupante resulta el silencio cómplice con esas manifestaciones de una clase dirigente que no cree en la Universidad pública, en su papel como referente académico y científico y en el protagonismo que debe tener en el tan cacareado cambio de modelo económico que nuestras islas necesitan.



Como dirigente político y representante de los ciudadanos y ciudadanas que me eligieron para sentarme en el Pleno del Ayuntamiento de La Laguna, no puedo más que mostrar mi perplejidad ante ese mirar para otro lado de muchos ante lo que es un ataque desproporcionado a la Universidad pública por simplemente manifestar su criterio, cuestión que no sólo es conveniente, sino que además es una obligación de la propia Universidad. Que poco le gusta a algunos que opine la Universidad. Pero ese mirar para otro lado ante la desidia a la que se ha sometido a La Laguna, no es algo nuevo, muchos llevan demasiado tiempo mirando para otro lado ante el languidecer de nuestra universidad. Resulta en este línea curioso cuando menos, que algunos defensores de la implantación de una Universidad privada actúen con tal nivel de intolerancia y talibanismo, al arremeter como se ha hecho contra el Consejo de Gobierno de la Universidad de La Laguna. Nada más lejos de una actitud que tenga que ver algo con los ideales universitarios. Se les ve el plumero.



Contrasta ese ataque contra la Universidad de La Laguna con el estrangulamiento, abandono, desdén y despreocupación que desde el Gobierno de Canarias se ha sometido a la Universidad durante décadas. ¿ Dónde estaban entonces los ahora defensores a ultranza de la Universidad privada ?. Pues en el Gobierno de CC y del PP. Es evidente que la enseñanza universitaria no es una prioridad para estos dos partidos, sus prioridades están en otros ámbitos La televisión canaria, la policía autonómica, etc. Que contradicción la un partido que se considera nacionalista pero que descuida el acceso de su pueblo a una enseñanza pública de calidad. La estrategia está clara desde hace años. Colocar a la Universidad de La Laguna en una situación de precariedad crónica para a continuación dar el siguiente paso, fomentar la implantación de una universidad privada que se pueda controlar, que pueda entrar en el debate público avalando tesis del Gobierno, y que deje de darle la lata a quien tiene la responsabilidad de sacar esta tierra adelante.



El debate no es que la Universidad privada pueda ser buena o mala para la isla de Tenerife, y para Canarias. Enfocar el debate en esos términos es engañoso a todas luces, porque aquí ya sabemos como se gestiona desde lo público un servicio básico que pueda prestarse también desde lo privado. Llevamos años viéndolo con la sanidad en Canarias. La Universidad de La laguna no va a poder competir en condiciones de igualdad frente su posible competidora privada, pues quien debe poner los medios para hacerla competitiva, el Gobierno de Canarias, no lo va a permitir. A décadas de maltrato me remito. Por eso el debate es artificial. Pero no sólo es eso, la cuestión son las ayudas públicas que se destinarán a la competidora privada y el desvío de posible ayuda privada que La Laguna pueda perder. La pérdida de alumnos, la fuga de profesores en busca de mejores condiciones de trabajo, la pérdida de financiación fruto de la pérdida de matrículas, la no implantación de especialidades que se implanten en la privada, con lo que se le cerrará la puerta a muchos y a muchas de cursarlos en la pública. Son muchas las aristas de la cuestión planteada. Por eso, con este escenario, la fractura social está servida. Los que se la puedan pagar a la privada, y los que no a la pública. Como siempre, como en la sanidad.